Todos hemos escuchado alguna que otra vez que congelar y descongelar el pan (y otros alimentos), hace que pierdan sus nutrientes y propiedades, pero déjanos decirte que esto es completamente falso si se siguen una serie de directrices y pasos recomendados durante el proceso.
Tienes que saber que el proceso de congelación no produce la pérdida de sus nutrientes, sino que tiene efecto principalmente sobre los microorganismos que son los principales causantes del deterioro de la comida.
Con la congelación, lo que impedimos es que estos se multipliquen y sigan deteriorando la comida, aunque cuando el proceso de congelación se revierte, estos vuelven de nuevo a su actividad.
Entonces, podemos afirmar, que el pan al congelarse no pierde sus nutrientes en absoluto, por lo que en este aspecto no debemos preocuparnos. Eso sí, si queremos evitar que el pan pierda alguna de sus propiedades como la textura, debemos seguir una serie de consejos tanto para congelarlo como para descongelarlo.
Lo primero, y más importante, es que debemos evitar que el pan que vayamos a congelar esté todavía caliente, debemos dejarlo enfriar a temperatura ambiente antes de meterlo en el congelador. También debemos evitar que coja humedad en el congelador, esto lo podemos lograr envolviendo el pan en papel de aluminio (siempre bien sellado) o mejor, con una bolsa para congelar productos, de forma que quedará herméticamente sellado.
Para la descongelación, lo ideal es hacerlo a temperatura ambiente. Una vez descongelado, es interesante darle un golpe de calor con el horno o la tostadora para recuperar el efecto crujiente del mismo, siempre teniendo en cuenta que deberemos poner un recipiente con agua junto al pan que queramos descongelar para evitar que quede demasiado seco.
Como ves, la pérdida de nutrientes al congelar el pan no sólo es un mito, sino que es altamente recomendable para no desperdiciar nada de alimento en nuestro hogar.
